El escultor australiano Ron Mueck (1958), creador de obras que sorprenden por su fascinante verosimilitud y deslumbrante realismo, comparte con el público nueve esculturas en la exposición homónima que se inauguró anoche en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, de esta capital.
En un recorrido por la muestra, que permanecerá abierta al público hasta el 5 de febrero de 2012, Charles Clarke, asistente del artista, explicó que 'en 791 metros cuadrados se instalaron las nueve esculturas elaboradas en técnica mixta con materiales como silicón, fibra de vidrio y acrílico que realizó el artista entre 2000 y 2009'.
Destaca la pieza 'Máscara II' (2001-2002), una escultura en la que Mueck reproduce su propio rostro a manera de autorretrato, que para la mayoría de los asistentes que la han visto ha llamado la atención por la fuerza de gravedad en sus mejillas, el brillo de la saliva dentro de su boca y cada pelo meticulosamente implantado en su barbilla.
También se encuentra la obra 'Hombre en bote' (2002), en la que se observa a una persona sin ropa dentro de una canoa, los brazos cruzados, el cabello cuidadosamente peinado y su rostro con una expresión de recelo.
'Este personaje fue creación del artista, donde el hombre tiene su mirada frente a algo como tratando de decir que sigue, hay algo ahí, es como si estuviera en un viaje sin un destino definido', detalló Charles Clarke, quien colaboró en la curaduría de la muestra.
Otra de las piezas que llama la atención es la de dos personas que están juntos, los dos cuerpos están casi unidos, pero al ver los rostros transmiten algo más.
'Este trabajo tardó mucho para salir a la luz, Ron Mueck lo estuvo comentando y cuando finalmente todo estaba anatómicamente bien, no lo convenció, pero un día le quitó el brazo y se dio cuenta que la escultura trabajaba mucho mejor y al disminuir la escala se aprecia mejor, porque al acercarse a la escultura y mirar sus caras, el espectador se da cuenta que cada uno está atrapado en su propio mundo', explicó el curador.
En la última sala se exhibe una escultura que está en una pared, un hombre asoleándose como si estuviera en la playa, con su ropa adecuada, mirando hacia arriba, que al momento de acercarse uno puede ver ese realismo que plasma el artista plástico en cada una de sus manifestaciones artísticas.
En las esculturas de Mueck, el espacio juega un rol crucial en la interacción con la obra y la acción que representa. Trabaja a escala para proporcionar efectos emotivos y expresivos.
Por ello, cuando Ron Mueck visitó Sal Ildefonso, a principios de 2011, analizó las salas de exhibición para desarrollar la museografía y mostrar al espectador una posición ventajosa para estudiar las expresiones y analizar cada detalle del lenguaje corporal de sus obras.
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