La nueva generación de padres fue
parte de la gran transformación tecnológica que atravesó el mundo en los últimos
años. Lo anterior, conjugado con la preocupación de dar a sus hijos herramientas que les permitan desarrollar
habilidades que se traduzcan en ventajas dentro de un entorno cada vez más
incierto y competido, dan como resultado la necesidad de productos que prometan
ayudar con esta tarea.
No es nada nuevo hablar de juguetes
didácticos, estos han formado parte de numerosas generaciones de niños, sin
embargo en la actualidad es prácticamente una obligación dotar a los niños no
solo con juguetes didácticos, sino de una cantidad de herramientas tecnológicas que los preparen para el futuro.
Cada vez se observan más juguetes
que “entrenan” a estos futuros usuarios de la tecnología:
El iWoody creado por DONKEY CREATIVE LAB es una pieza de madera con
forma de iPhone, que en lugar de una pantalla táctil tiene un pizarrón en el que se puede dibujar con
gis.
Fisher-Price lanzó al mercado una
silla para bebés que además de los aditamentos comunes de este tipo de
productos, tiene un porta iPad para que los niños puedan comenzar a
familiarizarse con este dispositivo desde temprana edad. Adicionalmente
Fisher-Price tiene disponibles distintas aplicaciones con contenidos visuales
que estimulan a los bebés.
Leapfrog diseño la pluma LeapReader que ayuda a los niños a
escribir incluso antes de que asistan a la escuela. Este aparato guía a los
pequeños a través de su speaker integrado, animándolos con luces y sonidos a trazar letras sobre un papel
especial.
Otro ejemplo es Primo, aunque a primera vista podría
parecer un simple juego de figuras de 2s 5cvxmadera, es en realidad un kit
robótico que funciona a través de un lenguaje a base de bloques que enseña a
los niños cómo programar.
O algo más ”simple”, la empresa
japonesa Cube Works, fabricó un oso de peluche que funciona como un speaker
para iPhone que permite grabar mensajes por medio de una aplicación para interactuar
con los niños.
Sin embargo existen especialistas
infantiles que están en contra de este tipo de actividades y productos, ya que
dudan de que su efecto pueda ser realmente benéfico para los niños.
Pero los padres no se detendrán a
esperar mientras se toma la decisión de sí es útil o no exponer a sus hijos a este
tipo de estímulos tecnológicos; ellos continuaran haciéndolo hasta que se
demuestre lo contrario.
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